Rápto de Perséfone |
o mundo subterráneo, como la esposa de Hades,
la tierra se vuelve estéril
y sobreviene la triste estación del Invierno..."
Me imagino que conoceréis algún que otro mito griego o romano. Este en concreto lo he leído varias veces.
Siempre quise pensar que el otoño e invierno eran como decía el mito.
La madre de Perséfone, Deméter, cada vez que le toca bajar a su hija al inframundo de Hades, se entristece tanto, le duele tanto que como es diosa de la tierra y agricultura, de toda la naturaleza, la misma sufre con ella su pérdida.
Los árboles perdiendo las hojas, como lágrimas ácidas y trágicas.
La tierra enfriando las raíces de las plantas secando su parte aérea, convirtiéndola en un manojo desfigurado de simple paja.
Todo está empezando a ir más lento, con más pausa.
La savia está bajando el ritmo de sus trayectos por las "venas" de todos los seres con fronda.
Se desvanece el verdor. Reina el ocre, marrón, amarillento dorado...
¿Qué me pongo yo? Se preguntará la Tierra... digo yo.
La Tierra... como una Mujer, se quiere vestir con sus mejores galas.
Da igual la época del año. Ella quiere lucir deslumbrante y, por qué no, colorida y alegre.
No sólo los "faldones" de los árboles o arbustos en tonos rojizos...
Hay rosa, fucsia, lila, morado, jaspeados divertidos, granates, burdeos...
Hay unas cuantas florecillas a las que les encanta el frío, no les importa la lluvia ni las heladas invernales.
¿Que tal unos Aster con una forma de flor parecida a Margaritas, debajo de la copa medio desnuda de un arbusto o árbol caduco? Llamativos y extraños colores para esta época, ¿verdad? Pues es justo el mejor momento de su esplendorosa floración. Es más: cuanto más fresco, mejor al parecer las sienta.
La hoya de otoño e invierno son las Callunas (brezos). De resistencia extrema al viento, a alguna que otra falta de agua, a los suelos medio congelados, su floración es duradera, larga y exuberante. Son plantas de tierra ácida, o sea como las hortensias, azaleas, rhododendros; con razón la tierra ácida se suele llamar "tierra de brezo".
Rosas, blancos verdosos, malva, fucsia... lucen y brillan. Mecidas suavemente por los vientos, los campos de brezos ondean como si de mar rosado se tratase.
No se si habéis visto ese espectáculo
casi silencioso.
Los bosques y las planicies de Polonia están llenas de estas plantas. Se extienden por todas partes en cuanto tienen unas condiciones adecuadas. Y de verdad en un día grisáceo, los campos de brezos provocan unas sensaciones difíciles de explicar.
Sólo escuchando el ulular del viento, mirando el "mar" de brezos... ahí lo dejo, que no se puede describir. Hay que verlo y escucharlo.
Me crea cierta melancolía y añoranza.
Misteriosos,
perennes, siempre creciendo.
Y aunque durante el verano están solo verdes, siguen reproduciéndose todo el tiempo.
Fijáos en su extensión. Es llamativa, nada tímida, diría que incluso ostentosa. Algo así como queriendo llamar la atención de todo el que pase a su lado.
Algún ejemplar deberíais tener en vuestro rincón de plantas de fuera.
Los siguientes, muy conocidos creo por todo el mundo son los Cyclamen. Sin embargo, a pesar de ser tan conocido, muchos no saben todavía que es una planta vivaz. Es un bulbo ligeramente achatado, que suele empezar a florecer al principio de otoño.
Su principal característica y ventaja en las épocas frías, es que es eso lo que precisamente más le gusta y cuando mejor florece.
Durante el final de primavera y con calor espantoso de verano, prácticamente desaparece toda la parte aérea de la planta. ¡Peeero el bulbo no se muere! Se queda reposando, descansando, cogiendo cuerpo, echando hijos/bulbitos y así irse preparando para sacar primero las hojas (muchas veces no sólo verdes, sino de tonos grisáceos, plateados y blancos), y a continuación creando grupitos prietos de flores de extraña y bella forma. De colores vistosos, llamativos, de hojas con formas acorazonadas de dispares dibujos y
tonos de verde grisáceo.
En los meses de otoño e invierno, cuando el entorno se cierne tristón, despojado de toda la alegría, los coloridos Cyclamen nos llaman, luminosos como farolillos. Proporcionan algo así como gusto y placer por mirar a través de la ventana ese punto animado y pintado de rosa, fucsia, blanco, rojizo jaspeado...
Son sencillos de cuidar, mientras no nos pasemos con exceso de agua. Lo pasan fatal, enferman, se pudren y desaparecen.
Siempre es mejor dejar que se seque el sustrato, ya que es mucho más fácil recuperar una planta algo seca, que una que ha sufrido demasía de agua.
Si llueve mucho, poca cosa podemos hacer. Pero regándolos cada 3 ó 4 días, abonándolos bien, disfrutaremos de los Cyclamen durante varios meses.
Es un espectáculo para la vista.
Ver la lucha de color queriendo sobreponerse por encima del gris y marrón del entorno, combinados con algunos Juniperos de forma horizontal, con los tonos de un verde, dorado o plateado perenne.
Son perfectos para sitios sombríos, aunque agradecen el sol de toda la mañana, que en los meses de frío no es muy fuerte y ayuda.
Es un error muy común pensar que no les hacen falta rayos solares. Pues sí, son muy necesarios para que cualquier planta llegue a florecer generosamente.
Bueno, ya no os quiero aburrir más, que si no, así puedo seguir describiéndolo todo.
Lo que me gusta, lo que me recuerda mi infancia, lo que me transporta al pasado: octubres y noviembres repletos de oro caído de los árboles caducos.
Juegos con las montañas de hojas medio secas.
El olor... el olor de mis otoños pasados...
aromas intensos, frescos,... jarrones llenos de esas hojas transformadas.
Las páginas de mis libros salpicadas de nuevo con todo tipo de hojas para dejarlas planas.
El olor de mis libros con hojas...
Muchas gracias por pasarte por aquí..
Katalina.
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